lunes, 4 de mayo de 2015

Los adoradores en el pensamiento del P. Pablo


 

Los Adoradores del Padre
en el pensamiento
del P. Pablo

 

1)  Sobre la gratitud

En 1933, el P. Pablo nos dice: “Donde la gratitud debe encontrar su pleno desarrollo es precisamente tratándose de la devoción al Divino Padre.

 

Pero, con razón ha dicho Dionisio de la Trinidad, que a pesar del ardiente entusiasmo de la moderna piedad, se nota grande frialdad e indiferencia para la sagrada Persona de Dios Padre, tanto que si Nuestro Señor Jesucristo no hiciera resaltar ante nosotros, por la lectura del Evangelio y la continua recitación del Padre Nuestro, esa paternal bondad y amor inefable, seríamos capaces de pasar la vida entera en un completo olvido de nuestro Padre Celestial, sin pensar en Él, sin reconocer sus beneficios, sin amarle como verdadero Padre nuestro.

 

Y con el mismo autor pregunto: ¿Es ésa la conducta de un buen hijo para con su padre? ¿Hay aquí ternura filial, gratitud, amor? No es extraño que nos diga por Malaquías: Si soy vuestro Padre, ¿dónde está el honor que me debéis?” (T/01, p. 4-5)

 

“El amor de Cristo para su Padre llevó el tinte de la ternura y de la gratitud. ¿Quiénes serán esas almas felices que copien a Jesús en ese aspecto más atractivo, el más importante de su vida, en su amor agradecido al Divino Padre? “almas acción de gracias”. Esas almas pagarán la inmensa deuda de gratitud que el mundo debe al Divino Padre. Por eso, aseguro una vez más que la legión de almas que se encargará de glorificar al Padre en espíritu y verdad, tiene que tener como característica la gratitud!

 

Porque todo lo reciben. Porque se sienten amadas con ternura. Por la misericordia infinita que a cada paso encuentran en su vida. Y más que todo eso, porque serán ellas las que más se acerquen al conocimiento de la gloria divina. Y entonces lo alabarán por su grande gloria, por ser Quien es. Y a la vista de tanta grandeza, no podrán menos que ser hostias de alabanza, víctimas del amor de agradecimiento”. T/01, pp. 10)

 

“Estas líneas van encaminadas a recordar a todo el mundo, si posible fuera, los deberes de gratitud que tenemos para cada una de las Divinas Personas. Al Padre que nos dio a su Hijo, al Hijo que murió por nosotros y al Espíritu Santo que obró la Encarnación.

 

Y ¿qué vamos a hacer para glorificar a la Augusta Trinidad? ¿Se limitarán nuestras acciones de gracias a las fiestas que con más o menos pompa se celebren en el mundo?!” (T/01, p. 13)

 

“Para practicar la perfecta alabanza, para poder ser Hostias de gratitud, necesitamos darnos, ser “Eucaristías vivientes” y prolongar nuestro sacrificio de acción de gracias, a través de los tiempos en los que vivimos por nuestra acción; en los futuros, por la de otras almas que conquistemos con nuestras oraciones y sacrificios.

 

Mas, así como el Sacrificio de la Misa es ofrecido al Padre en la unidad del Espíritu Santo, también estas almas-Hostias, deben ofrecerse con Jesús Sacerdote, y transformadas en El, a la gloria del Padre, en la unidad del Espíritu Santo. ¡Hostias de gratitud con Jesús Sacerdote! Un gran camino se abre a vuestra generosidad y a vuestro amor”. (T/01, p. 15)

 

“Será pues, un ejército de almas pequeñitas de buena voluntad, que se ofrecen a reparar las ingratitudes y a ser la prolongación de Jesús en su amor al Padre, en su celo sacerdotal, en su pasión por las almas. Más ¿quién podrá decir lo que serán esas almas, lo que Dios quiere de ellas? Que calle nuestra voz para que en un silencio amoroso y solemne, comience a escaparse con dirección al cielo la plegaria de esas almas. ¡Comience usted, hable que Dios quiere escucharle! Diga todo lo que su amor le inspire, lo que su gratitud le exija”. (T/01, p. 48).

Los medios para llegar a ser Adoradores del Padre







Los medios para llegar a ser verdaderos adoradores del padre.[1]


 La Santa Misa. Suprema glorificación a la Santísima Trinidad y poderosa fuerza en toda proyección apostólica.
  • La oración. Diálogo amoroso y constante con Dios.
  • Testimonio. Coherencia entre fe, predicación y vida.
  • Apostolado. Cercanía a los hermanos para comunicarles a Dios.
  • Aceptación amorosa de la cruz propia. Uniéndola a la Cruz de Cristo para la salvación del mundo.
  • Recoger todo el dolor y la alegría del mundo, ofreciéndolo unido al sacrificio de Cristo para transformarlo en dolor y alegría redentora.


 


 




[1] Constituciones Messt. p. 30.

miércoles, 15 de abril de 2015

Las Virtudes de los Adoradores.







Virtudes de los adoradores.


Virtudes de los Adoradores del Padre.

En teología mística se dice que la vivencia de una virtud, sea cual sea, lleva, “jala”, a la vivencia de otra virtud, y basta que se viva una en grado heroico para que en algún grado se vivan todas las demás virtudes, es decir las virtudes cristianas están entrelazadas unas a otras, son como una cadenita. Y con el bautismo se nos dan en gérmen.

Esto es muy consolador, porque en la bondad infinita de Dios Trinidad, nos da la oportunidad de empezar con aquella virtud que más se nos facilite, la cual poco a poco, nos irá llevando hacia las otras virtudes.

Los adoradores del Padre, como todos los hombres y en especial los cristianos, estamos llamados a la santidad, es decir a la vivencia de todas las virtudes, pero en particular se nos piden, doce virtudes[1].

En  teología católica las virtudes son hábitos[2] que disponen al entendimiento y a la voluntad para obrar según el juicio de la razón iluminada por la fe, para que ésta escoja los medios más adecuados al bien y fin sobrenatural del hombre.

Lo que nos aleja de la práctica de las virtudes es el pecado, el P. Pablo María Guzmán, aconseja una manera sencilla de salir del pecado y volver a la virtud: Él dice que cuando se tiene la desgracia de haber caído en el pecado, en el momento en que nos damos cuenta de ello, debemos pedir perdón, arrojarnos con confianza en las manos de Dios y volver al punto anterior del pecado, y seguir por la senda de la luz. Muy al contrario de lo que muchas veces oímos, “trabajar en el defecto o pecado hasta que este se borre” lo cual es una trampa del demonio, porque todo el tiempo que pasemos tratando de salir del pecado lo que estamos haciendo es seguir dando vueltas y más vueltas sobre el pecado.

El decálogo de virtudes:

·         Amor de misericordia. Capaces de amar la miseria del hombre, como la Trinidad nos ama, en la entrega generosa al servicio de los demás.

·         Gratitud. Dar gracias por todos los dones de Dios. Serán «almas acción de gracias». “Agradecerán todo y por todos”.

·         Humildad. Reconocer nuestra condición de criaturas y los dones recibidos de Dios, lo mismo que los dones recibidos por todos nuestros prójimos.

·         Sencillez. Transparencia, sin doblez. Por vivir  bajo la mirada del Padre y saber que somos hijos amados.

·         Confianza. Abandono a la voluntad de Dios que es Padre. Sabiendo que Él siempre quiere lo mejor para nosotros.

·         Obediencia. Docilidad plena y libre a la voluntad de Dios, para identificarnos con Cristo y que Él nos hace saber a través de la conciencia recta, las circunstancias, las situaciones, de recurrir al consejo de personas rectas y con experiencia.

·         Fidelidad. Firme adhesión al amor de Dios y a la vocación recibida.

·         FortalezaFirmeza en las dificultades y la constancia en la búsqueda del bien, llegando incluso a la capacidad de aceptar el eventual sacrificio de la propia vida por una causa justa. Porque “Todo lo puede en Aquél que le conforta”.

·         Espíritu de fe. Creer en la Palabra de Dios, en su Providencia, en su amor y obrar conforme a ello.

·         Pureza. Fruto del Espíritu Santo en el alma. “Muy puros o muy purificados”

·         Dolor redentor. El dolor y sufrimiento, personal y del mundo uniéndolo a la Cruz de Jesús y ofreciéndolo con Él.


·         Alegría. Irradiación del amor y del dolor redentor. Se trata de esa alegría espiritual a partir de la cual, tiene valor el sentimiento de placer producido normalmente por un suceso favorable que suele manifestarse con un buen estado de ánimo, la satisfacción y la tendencia a la risa o la sonrisa.


Ma. Elena Galindo
Messt.











martes, 3 de febrero de 2015

Rasgos fisonómicos de los Adoradores del Padre







 


Rasgos fisonómicos
de los adoradores del padre en espíritu y en verdad.


 La legión de las almas que se encargarán de glorificar al Padre en Espíritu y Verdad, deben tener como característica la gratitud.
  • Su alma será sencilla como la de un niño.
  • Serán almas-hostia, con Jesús Sacerdote para la gloria del Padre.
  • Serán como un cielo límpido que refleje las gracias de Dios.
  • Harán de la tierra un paraíso y de sus almas y hogares: «las casas del padre».
  • Su celo por la gloria del Padre será ardiente, de modo que nada las detenga en su afán de complacerlo.


Amarán por todo y por todos, prestando su corazón, aún a los seres inanimados para que en ellas amen todos los seres creados.


Serán almas generosas que hagan del amor al Padre y de la obediencia a Su Voluntad, el manjar de su vida.
  • Se convertirán en auxiliares del Sacerdote en su gran deber de agradecimiento. Y tendrán presente, en su oración, desde Jesús Sacerdote hasta el último sacerdote que exista o haya existido sobre la tierra.
  • Deberán ser almas de grandes deseos, muy puras o muy purificadas.
  • Serán almas amantes del altar, de vida interior muy intensa, almas muy caritativas.
  • Cuando estas almas, vean la Voluntad del Padre, aunque sea en el fondo de muchas cruces, no tendrán otras palabras sino aquellas que brotaron de los labios purísimos de María “Que se haga en mí, según tu palabra”.
  • En todo copiaran a María, la primera gran adoradora del padre, después de Jesús.
  • Se comunicarán con Dios en la oración personal, para conocerlo mejor, profundizar con amor la vida filial recibida en el bautismo y ejercer su sacerdocio bautismal.
     
    P. Pablo Ma. Guzmán, MSpS.,
    T/01, pp. 38 y 57.



¡Una gran noticia para ti!









¡Una gran noticia para ti!


 


La Unión Sacerdotal Universal no se ha fundado oficialmente, no ha llegado la hora en que Dios suscite un Sacerdote, que la organice y la de a conocer, y sea registrada dentro de la Iglesia como un Movimiento Universal Católico, sin embargo…




La Unión Sacerdotal Universal no estará nunca integrada por sólo Sacerdotes ministeriales, el gran número de sus integrantes serán los bautizados que para el ejercicio de su sacerdocio bautismal se transformen en Adoradores del Padre, en Espíritu y en Verdad.




Hay Obras que cuando oficialmente no tienen un reconocimiento dentro de la Iglesia, el Señor hace germinar y madurar en el corazón de la Iglesia mucho antes de tener un carácter oficial universal. La misma vida religiosa, empezó a germinar con hombres y mujeres que aquí y allá se retiraron al desierto solos y pasó tiempo para que su vida fuera contagiando a otros, y que al unirse tuviera oficialmente un nombre, una organización y un reconocimiento oficial.
 


Esto está pasando con los adoradores del Padre, aquí y allá Dios está suscitando hombres y mujeres de todas las edades y condiciones sociales, que al conocer el carisma y espiritualidad de los adoradores, se sienten llamados, en el ejercicio de su sacerdocio bautismal, a empezar a vivir como adoradores del Padre en Espíritu y en Verdad.
 


Adoradores del Padre que vivan la espiritualidad de los Adoradores, se dejen transformar por el Espíritu Santo en Jesús Adorador del Padre y que con la fuerza de su oración adelanten la hora en que Dios envíe a aquel destinado a hacer oficial la Unión Sacerdotal Universal, mientras, van transformando, las pequeñas o grandes áreas en las cuales se desarrolla su vida, parte de toda la humanidad.
 


Dentro de la Iglesia, cada bautizado tiene un llamado, una finalidad que le da sentido a ese otro llamado general a la vida de soltero(a), casado(a), religioso(a), o sacerdote y es lo que Santa Teresita del Niño Jesús, llamaba "la vocación dentro de la vocación". El llamado a ser adorador del Padre es eso; seas lo que seas, hagas lo que hagas, puede ser tú vocación personal dentro de tu vocación general.


 
Este pequeño espacio quiere ser una ayuda para todos ellos, presentando la Oración de Fuego y sintetizando para ellos, los rasgos fisonómicos, las características, las virtudes y los medios propios para serlo, así como entregándoles unas gotas del pensamiento del padre Pablo que los ayuden a vivir este llamado.


 

domingo, 1 de febrero de 2015

La gracia de la Unión Sacerdotal







La gracia de la «Unión sacerdotal universal».


 


El padre Pablo en el fondo de su corazón sentía que no bastaba con ser él un Adorador, ni con que llegaran a ser muchas las religiosas y seglares de la Congregación de las Misioneras Eucarísticas de la Santísima Trinidad (Messt) fundada por él, ni que éstas se extendieran por todo el mundo, para llenar sus ansias de formar para el Padre una humanidad adoradora, que glorificara con su palabra y vida al Padre de los cielos que nos creó, al Hijo que nos redimió y vino a enseñarnos como ser adoradores, y al Espíritu Santo que nos va iluminando, impulsando y sosteniendo.


 


Fue en Madrid, el 12 de diciembre de 1950, estando en adoración en el Monasterio del Verbo Encarnado, cuando recibe la gracia que cierra el círculo de gracias sobre los adoradores del Padre, y con ella recibe también la forma de realizar aquello que él traía en el corazón desde 1920 y que creía había interpretado y realizado al fundar la congregación Messt.


 


Al recibir esta nueva gracia «ve» claramente que el gran medio de glorificación para el Divino Padre, y la Trinidad Santísima y de ofrecerle una humanidad adoradora está en el Santo Sacrificio de la Misa y que Dios lo llama a fundar una Unión Sacerdotal Universal, de adoradores del Padre.


 


Se siente llamado y enviado por Jesús a reunir a todos los Sacerdotes del mundo en un Movimiento espiritual, en el cual sin dejar sus congregaciones o diócesis, trabajos y responsabilidades pastorales que cada uno tenga, profundicen el mensaje y se conviertan en Adoradores del Padre en Espíritu y en Verdad, que después formen, en cada uno de sus fieles, conocidos, amigos, etc., otros Adoradores del Padre que en la Santa Misa, unidos a Jesús y en Él, ofrezcan toda gloria y atraigan toda gracia.


 


Durante tres años, orará, planeará la organización, hará esquemas del contenido de la formación, etc., y el 8 de diciembre de 1952, estando en Puebla, Pue., en ejercicios espirituales, cree llegada la hora, y escribe a su Superior General pidiendo permiso para dedicarse a la fundación y formación de la Unión Sacerdotal Universal, para lo cual buscaría obtener el permiso del Papa y el nombramiento como “Predicador Apostólico” para viajar por todo el mundo dando a conocer la Obra y entusiasmando a todos los Sacerdotes.


 


Es muy consciente de su pequeñez e incapacidad humana, pero sabe y confía plenamente en la fuerza de la Santa Misa y de su sacerdocio y sobre todo, en que Jesús lo está pidiendo.


 


El 8 de enero de 1953, exactamente un mes después, le llega la respuesta, inesperada: Sin ningún comentario a su petición, le ordenan presentarse en México para viajar a Lima Perú porque ha sido nombrado como Director Espiritual del Seminario Interdiocesano de Santo Toribio.


 


Sin una protesta, sin un reclamo, sin pedir una explicación, parte para Lima y allá permanecerá 6 años, 1953-1958, en heroica obediencia; sin perder la ilusión y la esperanza de realizar un día la Unión Sacerdotal Universal. 6 años en que silenciosamente vivirá formando en los seminaristas de Perú de esos tiempos, adoradores del Padre. Durante este tiempo, en más de una vez intentará obtener el permiso de su Congregación sin lograrlo.


 


El 31 diciembre de 1958 vuelve a México de vacaciones, pero dolorosas circunstancias  de la Congregación Messt, ajenas a su voluntad le harán permanecer en México y no volver a Perú.


 


Triturado por los sufrimientos, en una oscura y larga noche de dolor, clavado en la cruz de los acontecimientos en los que se ve envuelto, su salud se deterioró y escasos 6 años después un doloroso cáncer lo invade, y muere en olor de santidad el 17 de febrero 1967, en la ciudad de México, D. F. sin perder ni la ilusión ni la seguridad de que la misión que Jesús le confiara sobre la Unión Sacerdotal Universal, un día se realizará… cuando Jesús suscite un Sacerdote que la realice.


 


Mientras llega ese día repetimos con él «No sé cómo será, pero sé que será y que Dios lo hará».