Los medios para llegar a ser verdaderos adoradores del padre.[1]
La Santa Misa. Suprema glorificación a la
Santísima Trinidad y poderosa fuerza en toda proyección apostólica.
- La oración. Diálogo amoroso y constante con Dios.
- Testimonio. Coherencia entre fe, predicación y vida.
- Apostolado. Cercanía a los hermanos para comunicarles a Dios.
- Aceptación amorosa de la cruz propia. Uniéndola a la Cruz de Cristo para la salvación del mundo.
- Recoger todo el dolor y la alegría del mundo, ofreciéndolo unido al sacrificio de Cristo para transformarlo en dolor y alegría redentora.
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