miércoles, 15 de abril de 2015

Las Virtudes de los Adoradores.







Virtudes de los adoradores.


Virtudes de los Adoradores del Padre.

En teología mística se dice que la vivencia de una virtud, sea cual sea, lleva, “jala”, a la vivencia de otra virtud, y basta que se viva una en grado heroico para que en algún grado se vivan todas las demás virtudes, es decir las virtudes cristianas están entrelazadas unas a otras, son como una cadenita. Y con el bautismo se nos dan en gérmen.

Esto es muy consolador, porque en la bondad infinita de Dios Trinidad, nos da la oportunidad de empezar con aquella virtud que más se nos facilite, la cual poco a poco, nos irá llevando hacia las otras virtudes.

Los adoradores del Padre, como todos los hombres y en especial los cristianos, estamos llamados a la santidad, es decir a la vivencia de todas las virtudes, pero en particular se nos piden, doce virtudes[1].

En  teología católica las virtudes son hábitos[2] que disponen al entendimiento y a la voluntad para obrar según el juicio de la razón iluminada por la fe, para que ésta escoja los medios más adecuados al bien y fin sobrenatural del hombre.

Lo que nos aleja de la práctica de las virtudes es el pecado, el P. Pablo María Guzmán, aconseja una manera sencilla de salir del pecado y volver a la virtud: Él dice que cuando se tiene la desgracia de haber caído en el pecado, en el momento en que nos damos cuenta de ello, debemos pedir perdón, arrojarnos con confianza en las manos de Dios y volver al punto anterior del pecado, y seguir por la senda de la luz. Muy al contrario de lo que muchas veces oímos, “trabajar en el defecto o pecado hasta que este se borre” lo cual es una trampa del demonio, porque todo el tiempo que pasemos tratando de salir del pecado lo que estamos haciendo es seguir dando vueltas y más vueltas sobre el pecado.

El decálogo de virtudes:

·         Amor de misericordia. Capaces de amar la miseria del hombre, como la Trinidad nos ama, en la entrega generosa al servicio de los demás.

·         Gratitud. Dar gracias por todos los dones de Dios. Serán «almas acción de gracias». “Agradecerán todo y por todos”.

·         Humildad. Reconocer nuestra condición de criaturas y los dones recibidos de Dios, lo mismo que los dones recibidos por todos nuestros prójimos.

·         Sencillez. Transparencia, sin doblez. Por vivir  bajo la mirada del Padre y saber que somos hijos amados.

·         Confianza. Abandono a la voluntad de Dios que es Padre. Sabiendo que Él siempre quiere lo mejor para nosotros.

·         Obediencia. Docilidad plena y libre a la voluntad de Dios, para identificarnos con Cristo y que Él nos hace saber a través de la conciencia recta, las circunstancias, las situaciones, de recurrir al consejo de personas rectas y con experiencia.

·         Fidelidad. Firme adhesión al amor de Dios y a la vocación recibida.

·         FortalezaFirmeza en las dificultades y la constancia en la búsqueda del bien, llegando incluso a la capacidad de aceptar el eventual sacrificio de la propia vida por una causa justa. Porque “Todo lo puede en Aquél que le conforta”.

·         Espíritu de fe. Creer en la Palabra de Dios, en su Providencia, en su amor y obrar conforme a ello.

·         Pureza. Fruto del Espíritu Santo en el alma. “Muy puros o muy purificados”

·         Dolor redentor. El dolor y sufrimiento, personal y del mundo uniéndolo a la Cruz de Jesús y ofreciéndolo con Él.


·         Alegría. Irradiación del amor y del dolor redentor. Se trata de esa alegría espiritual a partir de la cual, tiene valor el sentimiento de placer producido normalmente por un suceso favorable que suele manifestarse con un buen estado de ánimo, la satisfacción y la tendencia a la risa o la sonrisa.


Ma. Elena Galindo
Messt.











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